20 diciembre 2007

Contrato de mañana

Abro la puerta y me recibe una música suave en clave de bossa nova en un ambiente de semi-penumbra. Aparece ella con ropa ligera, me saluda con un beso y me dice esperáme unos minutos que termino de prepararme.

Cuando regresa ya no hay rodeos: acostáte y ponete cómodo, ya vemos que hacemos.... Mi cuerpo no termina de asimilar la forma de la nueva superficie que ya ella está encima mío, dominando la situación con su intrigantes ojos marrones mirándome con determinación.

Qué sentís, pregunta mientras me toca. Pasan los minutos y crece la intensidad, siento su respiración mientras mueve sus manos hábilmente, con el conocimiento que sólo da el haberlo hecho tantas veces. Pasados ya tres cuarto de hora no puedo evitar lanzar un gemido. Aguantá un poquito más que ya casi termino, me dice casi suplicando.

Todo ha concluido. No alcanzo a reponerme del todo y con una sonrisa me entrega un papel. Este es mi celular, me dice, llamáme por cualquier cosa, sino nos vemos la semana que viene.

Las estridencias de la calle me devuelven un poco de claridad. Me marcho lento en busca de las sombras que ofrecen los edificios, pensando cuando será el bendito día que termine con este sempiterno tratamiento odontológico.

2 comentarios:

María Elena dijo...

No podés!! Que fructífera imaginación para sobrellevar tamaña experiencia. La próxima vez que me ajusten los braquets voy a tratar de cerrar fuerte fuerte los ojos e imaginarme algo lindo!

Bel. B dijo...

Sos un grosssso Andres!! Me hice toda una historia y me encontrè con un final que no esperaba pero me intrigaba. Asumo que tuve que releer el post para mirarlo con otros ojos!!
Bel.B